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viernes, 4 de junio de 2010

EL FUEGO NUEVO




En el Códice Borbónico El estilo pictoglífico denota su autenticidad indígena lo allí pintado se refiere verosímilmente al FUEGO NUEVO en el año 2 caña correspondiente al de 1507. El texto en Náhuatl, escrito con el alfabeto, que guarda estrecha relación con las imágenes y glifos de dicha pagina del Códice Florentino, que es la recopilación de Fray Bernardino de Sahagún. En la banda superior se encuentran tres elementos del Códice Borbónica la fecha 2-Acatl (2-Caña); a su derecha se ve un Templo sobre el que se yergue una Bandera, denotando así que se trata de la veintena de días llamada Panquetzaliztli. Delante del templo, dándole la espalada, esta la imagen de Huitzilopochtli cuyo portentoso nacimiento se conmemoraba en la fiesta principal de esa veintena. En el extremo superior derecho aparece el glifo del Huixachtepetl, "El monte que abunda el huisache", o sea, el que hoy se conoce como el CERRO DE LA ESTRELLA. Sobre El glifo del monte están colocados un madero nombrado Teocuahuitl, "árbol o madera divina", sobre el cual aparece, a modo de dardo, el palo conocido como Mamalhuaztli, que al ser frotado sobre el Teocuahuitl, había de encender el fuego

El texto en Náhuatl explica enseguida cómo funcionaba el calendario a lo largo de 4 ciclos de 13 años que integraban su "atadura" y añade que dos de tales ciclos formaban una HUEHUETILIZTLI, "vejes" (104 años). El relato prosigue informando sobre otras cosas que el Códice no registra. Entre ellas como debía descansar al fuego, también como debían deshacerse de sus imágenes de madera que habían tenido durante 52 años anteriores, al igual que las piedras hogar o fogón, y como debía hacerse el barrido para que todo estuviera limpio. Lo que contempla en el Códice lo refiere, más adelante, el texto transvasado al alfabeto. En los bordes izquierdo e inferior de esta página del Códice aparecen Siete Sacerdotes con atavíos de distintos “dioses”. Marchan ellos en procesión llevando en sus manos un haz de teas amarrado con cuerdas y con adornos de papel. Estos sacerdotes se dirigen precisamente al Huixachtepetl, donde no había donde encenderse el FUEGO NUEVO. Conscientes de tan terrible peligro, hombres, mujeres, ancianos y niños estaban a la expectativa. Según el texto, luego de contemplar a los Sacerdotes ataviados como dioses en su procesión rumbo al Huixachtepetl, todo lo gente subía a las azoteas de sus casas para atisbar hasta donde podían, si es que encendían al fin el FUEGO NUEVO. En el Códice como ya se dijo, no se representa a las gentes subidas en las azoteas sino en el momento anterior contemplando la procesión de los Sacerdotes.


Fijándonos ahora en lo que representa en la banda vertical derecha, vemos tres grupos de personas. Puede suponerse que ellas contemplarán tanto la procesión de los Sacerdotes, como más tarde lo que ocurre en la cumbre del Huixachtepetl. El grupo de más arriba se encuentra en su casa y está formado por un hombre y dos mujeres. Todos sostienen en la mano un dardo cual si se aprestaran a defenderse en caso de que no se encendiera el fuego y descendieran bestias feroces a devorarlos. También todos tienen una máscara hecha de una penca de maguey para protegerse y evitar pudieran convertirse en fieras o ratones, de no arder el FUEGO NUEVO. La escena de en medio representa a una mujer embarazada escondida en una troje o cuezcomatl que se halla sobre dos piedras. Enfrente se ve un guerrero con su escudo y macana presto a la defensa. La mujer y el guerrero tienen también listas sus mascaras del mismo material. En la caza de más abajo hay un hombre, dos mujeres y un niño al que se mantiene despierto. El hombre tiene detrás un leño que le servirá para encender el fuego en su casa, una vez que éste haya sido traído desde el monte al Templo Mayor de México-Tenochtitlan

Todos subían al tapanco, todos allí se amontonaban. Nadie permanecía abajo, en la parte inferior, se quedaban en el interior de la casa. Y las mujeres embarazadas se ponían máscaras hechas de pencas de maguey y las llevan consigo. Y colocaban a estas mujeres en las trojes porque eran vistas con temor. Se decía que si el fuego no se prendía, ellas devorarían a la gente, se transformarían en fieras. Y también a los niños les ponían máscaras. Nadie podía dormir o cerrar o semicerrar sus ojos. Sus madres, sus padres los despertaban, los tenían despiertos, picándolas, agitándolos, gritándoles......porque, si se dormían, se convertían en ratones. Por esto sólo se atendía, había expectación, todos miraban, tenía vuelta su cara hacia la cumbre del Huixachtecatl. Todos estaban atentos, esperaban hasta que llegaba el momento que llegaba el momento en que el fuego pudiera encenderse, brotar, brillara....... Añade el texto que cuando ello ocurría, se contemplaba de lejos, desde gran distancia podía verse. Entonces todos practicaban autosacrificio, haciéndose cortaduras en las orejas. Dato de mucha importancia-no registrado en el Códice pero sí en otros como la página 46 del Códice Borbónico, El texto de Sahagún describiendo precisamente cómo se obtenía el FUEGO NUEVO:

Ic coneltetequi in ielpan ontlequauhtlaxoc, conelcoionia in malli, ica tecpatl, itoca ixquaoac. Así abrían el pecho del cautivo, allí se encendía el FUEGO NUEVO. Abrían el pecho del cautivo con un cuchillo de pedernal llamado ixquahuac, "el que tiene frente". Volviendo a la página del Códice Borbónico, encontramos que numerosas huellas de pies descienden desde el Huixachtecatl y llegan a donde se halla un edificio que ocupa la parte central del conjunto. Es esta una representación de una parte del Templo Mayor de México-Tenochtitlan. En el hay un suntuoso brasero situado arriba de la escalinata y dentro de una construcción que lo enmarca con sus jambas y dintel, todo pintado de negro y con su especie de cruces blancas. Según la interpretación de Del Paso y Troncoso, denota: "que aquí tenemos una tlillan calli", "casa de negrura", LUGAR DE RETIRO Y MEDITACIÓN.

Cuatro Sacerdotes, que por sus atavíos muestran ser los dedicados al culto de Mictlantecuhtli, Señor de la región de los muertos, aparecen con sus haces de teas. Arriba, dos de ellos encienden el brasero con el fuego que han traído desde el Huixachtécatl. Abajo, los otros dos están como en espera de encender sus teas para llevar luego el FUEGO NUEVO a otros templos. En particular menciona el texto recogido por Fray Bernardino cómo se llevaba primeramente al Templo Mayor, allí donde estaba el tlecuazco o gran brasero.

La oralidad que, al comentar imágenes y glifos del Códice, amplia y enriquece lo que allí se expresa, quedó al fin transvasada en escritura alfabética cuando Fray Bernardino de Sahagún y sus estudiantes indígenas escucharon el relato en Náhuatl de los ancianos que aceptaron transmitirlo. Dos dibujos prepararon e incluyeron en el manuscrito que se encuentra en Florencia.

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